lunes, 17 de marzo de 2008

Mis peces de colores

Dulce huracán de caricias no esperadas,
nido de silencios llorados con vacíos.

Presencia invisible de lo que no existe;
¿dónde? vida vivida en otro cuerpo.

Mar insignificante de recuerdos ahogados,
peces de colores, espuma hiriente.
Sugerente estado de locura.

La escucha dolorosa de tu saliba,
adormece anestésica la venida del adiós anunciado.

Y conocerte y sentirte lejos, todo uno.
Poco duró la sonrisa de la pasión desconocida.

Y la presencia insospechada de lo conocido.

Y el sufrimiento inesperado de lo dormido.

Y el amor mentido de tu boca.




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